Nuevas masculinidades hacen posible la paz
Villahermosa, Tab, 27 de
mayo de 2020.
No.- 041.
Nuevas
masculinidades
hacen
posible la paz
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El
Poder Judicial de Tabasco promueve el aprendizaje de la paz; “se aprende de la
misma forma que la violencia, por observación, por imitación”
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La
catedrática neoleonesa, Myrna Elia García Barrera, plantea que la violencia
afecta a toda la población, como víctimas o victimarios
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Señala
que las nuevas masculinidades implican compartir responsabilidades familiares,
promover la no violencia, oponerse al machismo y favorecer que mujeres sean proveedoras
del hogar
A golpe de sentencias, se
pueden generar cambios determinantes en materia de violencia y desigualdad de
género, y para ello los miembros de la comunidad jurídica necesitan reconocer
los estereotipos y roles basados en el género, subrayó Myrna Elia García
Barrera, coordinadora de la Unidad de Prevención, Investigación y Combate a la
Violencia de Género del Tribunal Superior de Justicia de Nuevo León.
Al
impartir la conferencia Nuevas masculinidades,
a invitación del presidente del Poder Judicial tabasqueño, Enrique Priego
Oropeza, la doctora en Derecho, egresada de la Facultad de Derecho y
Criminología de la Universidad de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL),
resaltó la importancia de generar reflexiones para mejorar la impartición de
justicia, pues si bien no es fácil romper paradigmas, el status quo, las
costumbres arraigadas con la cultura, las nuevas masculinidades buscan promover el
trato igualitario entre hombres y mujeres.
Explicó
que el concepto de nuevas masculinidades nace a partir de la revisión del papel
de los hombres en el esfuerzo para lograr la equidad de género, renunciar al
sitio jerárquico que históricamente han desempeñado y abandonar la creencia de que
debemos seguir patrones relacionados con el género.
Durante
la videoconferencia, promovida por la Unidad de Igualdad de Género y Derechos
Humanos de la institución, la integrante del sistema nacional de investigadores
del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) sostuvo que es de
capital importancia que los operadores jurídicos conozcan los roles de género, esto
es, comportamientos o conductas estereotipadas, tareas o actividades que
realiza una persona o que tradicionalmente se le han asignado por el simple
hecho de ser hombre o mujer.
Estos
desempeños de género hacen notorio el problema de violencia y la desigualdad
entre hombres y mujeres, costumbres que
son aprendidas, pero que también se puede modificar.
Irma
Salazar Méndez, titular de la unidad de género, detalló que el magistrado
Enrique Priego invitó a la doctora García Barrera a dictar la conferencia como
parte de las estrategias para promover la igualdad, para cambiar la mentalidad sobre
este tema y, a su vez, incidir en el combate de la violencia contra mujeres y
niñas.
Myrna
Elia García, también catedrática de las universidades Autónoma de Nuevo León y
de Monterrey, así como del Instituto de la Judicatura de esa entidad estableció
que en el caso del "deber de ser mujer" la sociedad limita la
autonomía, libertad y en algunas ocasiones hasta una vida libre de violencia.
Los
estereotipos de acuerdo al sexo hacen mucho daño, tanto en el caso de los
hombres, considerados fuertes y que no deben llorar, como en el que se estima
que las mujeres son débiles y no controlan sus emociones, de ahí la importancia
que los conceptos de masculinidad y feminidad se replanteen.
Señaló
que las nuevas masculinidades implican compartir las responsabilidades
familiares, el cuidado de los hijos, las labores domésticas, promover la no
violencia, oponerse al machismo y constituir incluso a las mujeres como
proveedoras del hogar. Cada hombre tiene el derecho de decidir su masculinidad
sin ser juzgado, si va a ser tradicional sin violencia o si va a optar por los nuevos conceptos.
La
masculinidad positiva busca sobre todo sacudir las bases del patriarcado y
todas sus derivaciones para deconstruirlo, al promover el trato igualitario
entre hombres y mujeres donde quede prohibido cualquier tipo de discriminación.
La
autora del libro Derecho de las nuevas tecnologías aseveró que hay que hacer
realidad el precepto constitucional de igualdad, y no nada más la igualdad formal
y material sino también la igualdad estructural, se deben reconocer las
diferencias y promover las acciones afirmativas desde el punto de vista del Derecho,
todo a través de la perspectiva de género, concepto que permite identificar,
cuestionar y valorar la discriminación y la desigualdad al crear condiciones de
cambio, comentó.
Tenemos
que comprender que los procesos son diferenciados, pero que vivimos
desigualdades sociales, debemos dejar de justificar la desigualdad basada en
las diferencias, analizar que el género no alude exclusivamente a las mujeres
sino que se trata de un tema que atañe a hombres y mujeres, así como advertir
desigualdades y asimetrías de poder e identificar alternativas para modificar
la desigualdad entre géneros, apuntó la especialista.
Para
un desarrollo más equitativo y democrático –mencionó--, se requiere eliminar
tratos discriminatorios, se tiene que difundir qué es la perspectiva de género,
y para ello es menester hablar de legislación, de política, de capacitación, a
través de experiencias de féminas y varones, ponerlos en marcha y evaluarlos,
con el objetivo de conseguir la
igualdad, tal como marca la reforma constitucional del 10 de junio de 2011 que reconoce
la dignidad humana, que son respetados e inherentes a todos sin distinción
alguna.
García
Barrera aseguró que la violencia se ha hecho normal y esto hace fácil que no se
respete a las personas. Indicó que las masculinidades positivas ayudan, porque
la educación es la solución, la educación en el ejercicio pleno de los
derechos.
La
educación es una herramienta de diálogo, una cultura de paz que rechaza la
violencia es, además, una forma diferente de relacionarnos con tolerancia, diálogo
y educación en el conflicto. Recordó que la Organización de las Naciones Unidas
la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) señala que la paz es posible. La paz se aprende, se
enseña, de la misma forma que la violencia, por observación, por imitación,
dijo.
Y
esto significa que se puede aprender a vivir en paz, y por ello hay que luchar, porque al final, la
violencia afecta a toda la población, bien sea como víctimas o como
victimarios.
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