Necesarias, reformas a códigos civiles y penales para atender alienación parental
Villahermosa, Tab., 18 de junio de
2019.
No.- 080.
Necesarias, reformas a códigos civiles
y penales para
atender alienación parental
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Especialistas de
Guerrero acudieron a Tabasco para capacitar a jueces sobre esta problemática en
la que uno de los padres no acepta el duelo de la separación y manipula a sus
hijos
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Recomiendan
capacitación constante del personal, evaluaciones de casos para identificar
alienación parental y psicoterapia para padres
Mientras no haya reformas contundentes a
los códigos civiles y penales estatales será
difícil seguir avanzado en el tema de la alienación parental, afirmó la jueza Adriana
Marina Flores Ruano, quien impartió el curso
Alienación
parental, a jueces, proyectistas de jueces y psicólogos para ampliar
conocimientos sobre efectos de la ruptura de pareja, su impacto en la vida de infantes
y adolescentes, así como plantear propuestas para su abordaje desde el ámbito
de la psicología forense.
Flores Ruano, maestra
en Derecho Familiar originaria de Guerrero, detalló que el Síndrome de Alienación Parental, conocido por sus siglas
como SAP, es un conjunto de síntomas que se producen en los hijos cuando
un padre o madre transforma deliberadamente la conciencia de los niños con objeto
de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor.
Para combatir esta problemática se debe empezar por reconocer su existencia, por ponerle nombre y apellido, "porque
si no se le pone nombre, haces como que no existe", aseguró durante el
ciclo de capacitación puesto en marcha a petición de la asociación civil Lazos,
encabezada por María Magdalena Cruces Galán.
En estos casos, dijo, los códigos penales hablan de violencia, pero
ninguno se ha metido a definir qué es la violencia psicológica infantil pues
pareciera que se tiene miedo a decir alienación parental, porque además de
reconocer la existencia del síndrome esto obliga a implementar mecanismos
legales que se tienen que innovar para atender esta problemática.
La especialista,
quien ha desarrollado la carrera judicial en el Poder Judicial de Guerrero, manifestó
que no le quieren llamar síndrome porque no han querido reconocer que está
dentro de la gama de enfermedades mentales, pero “al momento de no soltar algo,
si se hace patológico, se hace una enfermedad”.
Informó que hasta
ahora solamente la Ciudad de México, Michoacán y Guerrero han realizado reformas penales sobre
el tema, con lo que prevén penas de cárcel, pero esta debe ser la última
alternativa, porque el afectado es el niño.
De acuerdo a su
experiencia, es mejor apostarle a las terapias, talleres, mediación, a trabajar
con la persona que no ha podido soltar esa relación para que comprenda que su
vida cambió, pero no terminó, esto es, concluyó su relación de pareja pero no
han dejado de ser padre y madre.
Quien ha sido
oficial administrativa, proyectista de sala en materia penal, civil y familiar
y actualmente jueza de primera instancia especializada en violencia contra
mujeres del distrito judicial de los Bravo en Chilpancingo, mencionó que para contrarrestar la alienación
parental se puede empezar dándole difusión, haciendo reformas a los códigos
civiles, familiares y códigos procesales, pero también se debe trabajar de la
mano con los centros de convivencia familiar, encargados de impartir cursos,
talleres, llevar a cabo evaluaciones y terapias que ayuden a los
padres a cambiar el chip. “Se necesita que el estado, las autoridades
legislativas volteen a ver a la familia”, indicó.
La jueza Flores
Ruano consideró que la materia penal es
un cáncer y “las penas punitivas son
como las radiaciones. Lo que se debe hacer es prevenir y se debe hacer desde la
familia, se tiene que apostar ahí a la familia”, ya que se le da más impulso a
los cursos en materia penal y poco al rescate de valores y la familia.
Ante la psicóloga Claudia Ibet Navarrete Mendoza, sostuvo que
los cursos como este son buenos, pero los
jueces únicamente pueden hacer lo que está en sus leyes, porque si hacen
algo que no está dentro del marco legal pueden incurrir en responsabilidades,
de ahí la importancia sensibilizar al legislador para que promuevan las
reformas necesarias.
El caso Guerrero
Navarrete Mendoza, maestra en Psicología Clínica
con enfoque humanista y quien cursó una especialidad en psicoterapia, explicó que
la alienación se considera una forma de maltrato psicológico a los niños que
pueda ser ejercido por la madre o el padre y es fácilmente detectable en los centros
de convivencia, toda vez que no quieren convivir con uno de sus progenitores.
“Emiten opiniones vagas, poco reales, ambivalencia en los sentimientos, es
decir ven todo mal en el otro padre y todo bien de la persona con la que viven”,
comentó.
Coincidió en que
es necesario realizar reformas a leyes y códigos, pero se requiere profesionalizar
a los servidores públicos y crear
instituciones sólidas, con una metodología de trabajo precisa donde se fortalezca
la vinculación entre juzgados familiares, centros de convivencia y centros de
mediación.
Relató que en
Guerrero se llevan a cabo reuniones mensuales de análisis de casos, tienen
verificativo reuniones con jueces para revisar juicios con alto conflicto
parental. Además, el personal tiene capacitaciones constantes para ir
identificando este fenómeno y a través de los reportes brindar elementos al
juzgador para la toma de decisiones y decir claramente: “Este niño está siendo
manipulado”, “Este no tienen ningún tipo de conductas de riesgo, que digan que
ha sido violentado”.
Señaló que en esa
entidad se ha hecho mucho énfasis no solamente en la evaluación psicológica,
las entrevistas, sino también en el tratamiento o terapias. Las primeras sirven
para la toma de decisiones del juez y las segundas ayudan para que las personas
tengan la oportunidad de expresarse, de manejar su duelo, que puedan reorientar
sus emociones y desprenderse de lo que están apegadas, a través de terapias
individuales, grupales o talleres psicoeducativos.
En estos casos no
se trata de señalar a madres o padres alienadores, sino apoyarlos, desde una
visión compresiva, amorosa, para que puedan soltar su enojo, pues es parte del
ser y esto debe ser gradual, para ir sanando las heridas que se fueron conformando.
Esto les ha
permitido ir sacando los casos y que éstos no se prolonguen más allá de dos
años. El objetivo final es que aprendan a ser padres y que tengan un plan de
crianza a pesar de que las parejas estén divorciadas, dijo la especialista,
quien ha cursado diplomados en psicología jurídica y forense, mecanismos alternativos
de solución de controversias y es directora de los Centros de Convivencia
Familiar Supervisados de Guerrero.
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