Poder Judicial del Estado de Tabasco

Pobreza es sinónimo de déficit de derechos, plantea investigadora española



Villahermosa, Tab., 11 de junio de 2019.                                             No.- 076.

 

 

Falta de derechos es causa de pobreza

 

·        Carolina Fernández Blanco, investigadora de la Universidad de Girona, vincula a la pobreza con la corrupción

·        Donde hay corrupción  hay menos inversión, financiamiento internacional o innovación, establece

 

La pobreza se origina en el déficit de derechos, no es su consecuencia sino su causa, aseveró la doctora Carolina Fernández Blanco al disertar desde España la videoconferencia "La pobreza como déficit de derechos", como parte del programa del seminario de Derecho penal, dirigido a 30 conciliadores, secretarios de estudios y cuenta, así como proyectistas de magistrados del    Tribunal Superior de Justicia (TSJ).

La pobreza se sostiene entre dos déficit de derechos, uno subjetivo, es decir cuando éstos están reconocidos en las constituciones, leyes o tratados internacionales, pero no son operativos o efectivos. Un segundo caso es cuando estos derechos no están reconocidos, explicó la profesora investigadora de la cátedra Cultura Jurídica, de la Universidad de Girona, situada en la región de Cataluña, en el noreste de España.

El segundo pilar sobre el cual se mantiene en equilibrio la pobreza es un déficit en la estructura del Derecho y en esta, el más importante es el Estado de derecho.

Sostuvo que a pesar de contar con amplios catálogos de derechos, en el caso de América Latina el déficit no se da por falta de reconocimientos sino por falta de operatividad y ésta se traduce en una situación de pobreza, lo que es algo inaceptable para los países de la zona, especialmente por sus buenas condiciones de productividad, la cantidad de alimentos que producen, de hidrocarburos y minería que poseen.

La doctora en Derecho, Economía y Empresa agregó que si se compara a América Latina con otras regiones en vías de desarrollo la cantidad de pobres es bastante menor.

La marginación social, expuso, está altamente vinculada a la corrupción, porque el modelo produce pobreza no sólo porque se desvían fondos que podrían ser destinados a las obligaciones de los Estados nacionales en materia de salud, educación, infraestructura carretera, sino porque los hospitales construidos, los servicios de salud, el surtido de medicinas --que es siempre deficiente--, no se hacen por la máxima calidad o el mejor precio. Y donde hay corrupción  hay menos inversión, financiamiento internacional o innovación.

Carolina Fernández Blanco planteó que la pequeña corrupción afecta y pudre más profundamente la estructura del Estado de derecho en todas sus relaciones, porque hay mayor disposición de personas a participar en ella e impide que las personas físicas y jurídicas accedan a derechos y libertades y se goce de la seguridad que el Estado debe proveer.

Este tipo de corrupción afecta a todos los países latinoamericanos y se registra cuando piden a los ciudadanos dinero o algo a cambio de un servicio, un soborno. En este caso las personas de menos recursos siempre terminan pagando por esta situación y suman una injustica más a lo que ya soportan.

Fernández Blanco, quien ha coordinado textos sobre seguridad jurídica pobreza y corrupción, aseguró que el fortalecimiento del acceso a la justicia es elemental como una forma de salir de la pobreza, porque de esta manera se  puede exigir el cumplimiento de derechos o denunciar el incumplimiento de obligaciones por parte de las autoridades.

Un modelo de justicia pensado para combatir la pobreza debería ser ampliamente accesible y gratuito para todas las instancias, para que las personas pobres puedan reclamar que se restituyan sus derechos, apuntó.

Manifestó que el estricto respeto al Estado de derecho es otro de los requisitos mínimos para combatir la pobreza. Empero esta es la debilidad más grande en América Latina, no se respeta la ley que puede servir como herramienta para la lucha contra la pauperización, dijo.

Sin embargo, el crecimiento económico y el fortalecimiento del Estado de derecho no son suficientes para combatir la pobreza, indicó la master en Leyes por la Universidad de Columbia.

Detalló que es necesario crear políticas públicas encaminadas a hacer efectivos derechos y obligaciones. Expresó que las estrategias de lucha contra la pobreza deberían explorar modelos alternativos, creativos, tanto en las políticas públicas como en el litigio de reclamos. Aseguró que el fracaso de las políticas que se están implementando se debe a que están sustentadas en la ideología, la ignorancia y la inercia.

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