A reafirmar nuestra vocación juarista, llama el magistrado Enrique Priego Oropeza
Fecha de Publicación: 12
de abril de 2022
Villahermosa,
Tab., 21 de marzo de 2022. No.- 022.
A reafirmar nuestra
vocación juarista, llama el magistrado Enrique Priego Oropeza
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Orador oficial en la
ceremonia cívica conmemorativa del 216 aniversario del natalicio de Benito
Juárez García, el titular del Poder Judicial destacó el legado del Benemérito
de las Américas
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En esta etapa de la
vida nacional, ideales y principios juaristas están presentes, y tenemos la
seguridad y la convicción de que con ellos saldremos victoriosos, afirma
“En estos
tiempos de guerra y egoísmos, reafirmemos nuestra vocación juarista” de que “entre
los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”,
puntualizó el presidente del Poder Judicial, Enrique Priego Oropeza, quien
resaltó que el Presidente Benito Pablo Juárez García no perdió el piso y es un
ejemplo para jóvenes y servidores públicos del gobierno de Tabasco.
Al
participar como orador de los tres poderes del estado durante el acto cívico conmemorativo
del 216 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, el magistrado
Priego Oropeza puso sobre relieve el legado y ejemplo de uno de los más
destacados forjadores de la patria, que es guía para los jóvenes que quieren
triunfar en la vida y los ciudadanos que aspiran a servir a la sociedad.
Es
ejemplo permanente para los servidores públicos, para que nunca olviden que
protestaron, al tomar posesión del cargo, cumplir y hacer cumplir la
Constitución y las leyes que de ella emanen, recordó.
Sostuvo
que en esta etapa que vive México en la que los gobiernos de la República y de
Tabasco luchan por superar rezagos y alcanzar el bienestar que todos sus
habitantes merecen, los ideales y los principios juaristas están presentes, y
tenemos la seguridad y la convicción de que con ellos saldremos victoriosos.
Don
Benito Juárez es ejemplo de lealtad, austeridad y patriotismo, es el reformador
y creador de las instituciones, de la libertad y de la Patria, de la cual nos
sentimos muy orgullosos, aseveró el también presidente del Consejo de la
Judicatura, quien estuvo acompañado por el secretario de Gobierno, Guillermo
Arturo del Rivero de León, y el fiscal general del estado, Nicolás Bautista
Ovando.
Priego
Oropeza enlistó las muchas razones por las que, en todos los poblados de la
República mexicana, en ciudades grandes o pequeñas, estudiantes, maestros,
militares, ciudadanos y autoridades ante
la Bandera mexicana, se recuerda y rinde homenaje al indio zapoteca nacido en
San Pablo Guelatao, en la sierra de Ixtlán, Oaxaca.
Entre las
muchas razones están, porque es un ejemplo de férrea voluntad para triunfar en
la vida, pues siendo huérfano, sin hablar siquiera el idioma español, sin
recursos y menospreciado por ser indio, venció todos los obstáculos para
obtener el título de licenciado en Derecho.
Juárez García
nunca abandonó a los de su raza. Y como abogado defendió sus causas, tal es el
caso de los indios de Loxicha, a quienes defendió de las arbitrariedades
clericales y por ello, incluso, fue encarcelado.
Ante
los secretarios de Educación, Egla Cornelio Landero, y de Cultura, Ramiro
Chávez Gochicoa, así como jueces, magistrados del Tribunal Superior de Justicia,
consejeros de la Judicatura y personal administrativo, el magistrado Enrique
Priego aseveró que el Presidente Juárez fue leal a sus principios, porque fue
liberal por convicción y nunca por conveniencia. Como regidor, diputado y
gobernador de Oaxaca combatió legalmente a los conservadores y fue el primero
en cumplir la ley, al renunciar a los privilegios del poder, dijo.
Agregó
que el Benemérito de las Américas supo estar a la altura de su deber. Cuando
los enemigos de la Constitución de 1857 levantados en armas según el Plan de
Tacubaya, y la cobardía del general Ignacio Comonfort, quien abandonó la
Presidencia de la República, Juárez en su calidad de presidente de la Suprema
Corte de Justicia y vicepresidente, asumió la Presidencia de la República,
defendió y preservó la Constitución, como fuente legitima del Estado de derecho,
relató.
Como Presidente
de la República supo rodearse de un grupo de probados liberales patriotas y
brillantes intelectuales, que hicieron posible la reforma y la reestructuración
de la República, entre otros, Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez
"El Nigromante", así como Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada.
El
titular del Tribunal Superior de Justicia señaló que con su mayor obra
legislativa, las Leyes de Reforma, Benito Juárez creó un México de libertades y
de instituciones, y entre ellas citó las leyes de Nacionalización de los Bienes
del Clero, del Matrimonio Civil, del Estado Civil de las Personas, de
Secularización de Cementerios, de Días Festivos, de Libertad de Cultos, así
como leyes y decretos complementarios que establecieron, para siempre en México,
la separación de la iglesia y el Estado y la libertad de cultos, para que cada
mexicano sea libre de profesar la religión que mejor le parezca o simplemente
no profese ninguna.
Destacó
que las armas nacionales se cubrieron de gloria, el 5 de mayo de 1862, cuando el
Ejército mexicano, al mando del general Ignacio Zaragoza, venció al invasor
francés y demostró que los mexicanos somos capaces de defender a su Patria,
ante el embate de los extranjeros.
Resaltó
que a pesar de todos los obstáculos y sufrimientos, Juárez García venció a los
enemigos de la República y regresó triunfante a la capital del país;
restableció las instituciones y demostró al mundo que el pueblo de México es
libre y soberano, no por cortesía de los poderosos, sino porque se lo ha ganado
con honor y patriotismo.
En
presencia de la alcaldesa de Centro, Yolanda Osuna Huerta; la diputada Isabel Yazmín Orueta Hernández; el comandante
del Trigésimo Séptimo Batallón de Infantería, Martín Salinas Reyes, y el capitán
de navío Felipe de Jesús García Hernández, representante de la V Zona Naval, el
orador oficial narró dos pasajes en la vida de Benito Juárez que demostraban su
carácter:
Al
estar en lo que hoy es Ciudad Juárez, Chihuahua, cuando algunos timoratos le
aconsejaban que renunciara y se exiliara en Estados Unidos, manifestó a don
Luis Terrazas: “Don Luis, usted que conoce bien el territorio de Chihuahua,
cuando ya no haya esperanza alguna, muéstreme el cerro más alto, subiré con mi
bandera y ahí moriré, pero nunca, nunca abandonaré el territorio nacional”.
Fue, además, inflexible en el cumplimiento de la ley.
A pesar de las peticiones de indulto para Maximiliano, surgidas de gobiernos,
intelectuales como Víctor Hugo, patriotas como Garibaldi y hasta de la princesa
de Salm- Salm, Juárez no claudicó: “No soy yo quien le quita la vida, es la ley
que castiga a los que atentan contra nuestra Patria y esto deberá ser ejemplo
para que nunca más los imperialistas, piensen mancillar impunemente a la Nación
mexicana”, sostuvo.
A pesar de su grandeza, Juárez siempre fue
modesto y respetuoso con los demás, nunca perdió el piso como servidor público.
Estaba
en Guadalajara, en su peregrinar como Presidente de la República, salió solo
del palacio de gobierno, atravesó la plaza de armas y entró en una peluquería
para cortarse el cabello, esperó su turno, se sentó y puso su sombrero en la
silla contigua. El peluquero no sabía quién era, por lo que al ver a un
ciudadano chaparrito y prieto, lo reprendió diciéndole: “El sombrero se pone en
el clavijero”.
Don
Benito tomó su sombrero y lo colocó donde le dijeron. Al rato llegaron algunos
colaboradores diciéndole: “Señor Presidente, ya nos tenía usted preocupados por
su ausencia”. Al darse cuenta el peluquero que su cliente no era otro que el
Presidente Juárez, se deshacía en disculpas. Juárez le respondió. “No se
disculpe amigo, el Presidente es el primero que debe respetar el sitio donde se
encuentre”.
Sus
biógrafos narran que cierta vez, Benito Juárez recibió en su despacho de
Palacio Nacional a un juez que llegó a informarle que había asistido a una
diligencia judicial en la casa del señor Delfín Sánchez, y éste lo había
injuriado y golpeado. ¿Qué providencias
ha tomado usted?, le preguntó Don Benito. –“He mandado aprehender al señor
Delfín Sánchez y espero que a estas horas se haya cumplido la orden”. –“Está
bien, repuso don Benito. Veo con gusto que es usted digno del alto puesto que
ocupa”.
Delfín Sánchez era yerno del Presidente de la República, por
lo que poco después se presentó desolada su hija Felícitas Juárez Maza, quien
rogaba a su padre que interpusiera su alta influencia para que se devolviese
inmediatamente la libertad a su esposo.
Don
Benito oyó tranquilamente a su hija y cuando concluyó de hablar le contestó:
“Imposible es complacerte hija mía, la ley me lo prohíbe. Tu marido ha cometido
una falta y es preciso que sufra el castigo consiguiente. Yo y todos los míos,
somos los que estamos más obligados a dar el ejemplo de respeto a la ley y los
que debemos ser más severamente castigados por el desacato a esa misma ley”.
Durante
la ceremonia cívica, llevada a cabo en el parque que lleva el nombre del prócer
mexicano, autoridades civiles y militares depositaron ofrenda floral y montaron
guardia de honor ante la efigie de Juárez, así como rindieron los honores a la
Bandera mexicana mientras la banda de música del gobierno de Tabasco entonó el
Himno a Juárez.
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